Se trata de un tipo de epilepsia que afecta a la alteración del sueño, provocando convulsiones y movimientos bruscos de las extremidades. Esto a veces provoca que el sujeto se despierte o no. Asimismo, es frecuente que aparezcan una o varias durante una duración breve.
Lo que ocurre.
Lo más típico que puede realizar una persona que sufre este tipo de convulsiones son:
- Movimientos bruscos.
- Gritos.
- Alteraciones del sueño, provocando un exceso de cansancio al día siguiente.
- Pueden surgir hormigueos, vértigo, alucinaciones o dificultad para respirar con normalidad.
- Pueden levantarse de la cama y hasta confundir este tipo de enfermedad con sonambulismo.
¿Por qué surgen?
Surgen en los cambios de los ciclos de sueño, tales como en los periodos de sueño o adormecimiento.
Aunque este trastorno no tiene una causa detalladamente definida se cree que como el resto de los tipos de epilepsia se atribuyen a la hipersensibilidad de alguna zona cerebral.
Tipos de epilepsias nocturnas.
Dentro de las epilepsias nocturnas existen varios subtipos tales como:
- Epilepsia rolándica. Aparece, como su propio nombre indica, en la cisura de Rolando y se caracteriza porque las personas se levantan y realizan movimientos y sonidos corporales, normalmente sonidos abdominales provocados por los intestinos.
Asimismo, es típico que la persona o niño sea consciente de que está sufriendo una crisis, pero no es capaz de controlarla ni de hablar, lo que aún le provoca mucho más miedo. - Epilepsia frontal autosómica. Este tipo de epilepsia es genética por la presencia de mutaciones en el gen CHRNA4. Asimismo, crean temblores de tronco y extremidades.
Aunque existen otros varios tipos de epilepsia nocturna estas eran las más típicas y relevantes.
Tratamiento.
El principal medicamento que se le atribuye a esta enfermedad son principalmente fármacos que controlan las convulsiones. Aunque, también existe la posibilidad de utilizar cirugía para controlar estos brotes, sin embargo, esta técnica tiene mucho más riesgo que los fármacos.