EPILEPSIA Y PSICOLOGÍA

Influencia de la familia y la sociedad

Las terapias de apoyo psicológico se usan para intentar reducir la frecuencia de las convulsiones, mejorar la calidad de vida y evitar los efectos adversos de los medicamentos en personas con epilepsia. Pero además, existen muchos otros aspectos, que a continuación señalaremos, por los que resulta beneficioso para las personas que padecen epilepsia, recibir ayuda terapéutica, ya sea esta individual, colectiva o ambas.

Terapias de apoyo psicológico

Terapias grupales

Las personas que acuden a terapia grupal suelen ser los mismos pacientes, (personas que padecen epilepsia), sus familiares o personas allegados a los mismos.

En estos grupos, las personas que padecen un problema en común, en este caso, la epilepsia, se reúnen para apoyarse mutuamente. Proporcionan una red de apoyo emocional y social para sus miembros, quienes tienen la oportunidad de hablar con otras personas que están en su misma situación y darse cuenta de que no están solos ni son los únicos que padecen esta enfermedad.

El grupo de iguales: Reciben empatía y comprensión al hablar con personas que entienden y comparten sus dificultades y sentimientos ante ellas, establecen nuevas relaciones que antes no tenían o habían perdido a causa de la epilepsia, aprenden más acerca de la epilepsia, aprenden más acerca del problema y su tratamiento así como nuevas formas de enfrentarse a esta enfermedad, y aprenden a ser más independientes de las familias y más participativos en su medio social.

Dependiendo del grupo a quien va dirigida la terapia, dependerán a su vez, los temas a tratar y la perspectiva del trabajo de los objetivos establecidos.

En los adolescentes debe trabajarse la aceptación de uno mismo, de la enfermedad y las limitaciones que la misma conlleva, y que pueden afectar a su aprendizaje y sus relaciones sociales.

Trabajar los problemas y dificultades diarias, mejorar las relaciones interpersonales, y los aspectos verbales y no verbales de la comunicación que intervienen en las mismas, así como mejorar cualidades como la asertividad o la empatía, y la adecuación emocional a la situación en la que se encuentren. Dichos objetivos, apoyados en técnicas cognitivo-conductuales, son la base del trabajo a realizar con personas menores de 18 años que padecen epilepsia.

En los adultos, los objetivos a trabajar y las técnicas usadas para alcanzarlos son los mismos, aunque enfocados desde una perspectiva en la que la autonomía de estas personas se encuentra, en la mayoría de los casos alcanzada, sobre todo en cuanto a tareas cotidianas se refiere.

Si bien, es necesario hacer especial hincapié en la aceptación de la enfermedad y las limitaciones que confiere, así como aprender a superar los signos de rechazo que estas personas reciben por parte de la sociedad en los ámbitos laboral y social, sobre todo.

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En el taller de familias, se trata de que las familias aporten su visión sobre la problemática que padecen en casa y las estrategias empleadas para abordarla.

La familia suele ser el centro de apoyo, que además sufre las dificultades que tiene la persona que padece epilepsia y el rechazo que pudiera recibir de la sociedad.

Por ello, el trabajo de concienciación de las limitaciones que padece su hijo, el adecuado afrontamiento de las mismas y manifestar unas reacciones adecuadas a ellas, ayudan a aliviar la problemática familiar surgida alrededor de estos temas.

Asimismo, además de trabajar e informar a las familias sobre los aspectos relacionados con esta enfermedad, debemos tratar de trabajar con ellas estrategias para liberar la tensión que supone el cuidado de una persona con epilepsia, puesto que muchos de los problemas intrafamiliares se deben a este aspecto:

La correcta asignación de roles, en la que la persona que padece epilepsia se autodenomina enfermo e incapacitado para realizar cualquier tipo de tarea doméstica, la sobreprotección de los padres que consienten que este hecho se de, manifestar no tener tiempo para nada más que el cuidado del epiléptico, que sea siempre e mismo miembro de la familia el encargado del cuidado del epiléptico, etc.

Además de un correcto abordaje de estos temas y dotar a las familias de estrategias para resolverlos, se indican la utilización de técnicas como la relajación y la realización de actividades que potencien la satisfacción personal, para los familiares de estas personas. Consideramos que el adecuado manejo de todos los aspectos comentados, ayudan, asimismo, a un abordaje más adecuado de la problemática del enfermo.

Si la familia es capaz de resolver los problemas y de apoyarse unos a otros, y no de culparse o acusarse, serán capaces de afrontar de forma adecuada las dificultades que le plantee la persona que padece epilepsia, y que requiere un apoyo mucho mayor que cualquier otra.

No se trata de resolver todos sus problemas y dificultades, sino de aceptarlos, valorarlos y desde una visión realista, apoyar a la persona a solucionar los de una forma autónoma.

Terapias individuales

Las terapias individuales, como su propio nombre indica, están dirigidas al individuo en concreto, y el abordaje de cualquier problemática puntual que pudiera surgir en la vida de éste.

Aunque el sujeto identificado es la persona que padece epilepsia, las familias se encuentran implícitamente implicadas en la solución de cualquier problema, debido a que, como hemos comentado, suelen ser el centro de apoyo de estas personas. Su colaboración y comprensión son aspectos muy importantes a tener en cuenta en la resolución satisfactoria de los mismos.

El afrontamiento de las dificultades que pueden presentarse en la vida de las personas que padecen epilepsia, como la adaptación escolar y laboral, el mantener relaciones interpersonales normales, y las estrategias utilizadas para hacerlo son algunos de los objetivos a trabajar con las personas que padecen epilepsia.

El porcentaje de las personas que, además de padecer epilepsia, presentan algún síntoma ansioso o depresivo es muy alto (como puede consultarse en el capítulo Ansiedad y Depresión de esta Guía). Por lo que su tratamiento también es foco de atención de la terapia individual de estas personas.

Además de las estrategias de afrontamiento ante las dificultades, otro de los objetivos a tratar son las Habilidades Sociales.

Estas personas suelen presentar unas pobres habilidades sociales, que les dificultan a la hora de mantener unas relaciones interpersonales normales. La mayoría de ellos suele contar un número bastante reducido de amistades, y realizar la mayoría de las actividades de ocio y tiempo libre con sus familiares.

Reconocen sentirse incómodos, y en muchos casos inseguros a la hora de interaccionar con personas que no se encuentran dentro de su círculo de confianza. Las razones para ello pueden estar en la vergüenza a padecer una crisis ante estas personas que no son de confianza, o la autopercepción de la carencia de estas habilidades sociales, y la consecuente actuación poco adecuada a la situación social en la que se encuentren.

Debemos destacar que aún siendo así esta situación, muchas de las personas que padecen epilepsia, manifiestan tener la necesidad de cambiarla, y conseguir una adaptación plena en la sociedad.

Con las personas que no manifiestan tener esta necesidad, es muy importante el trabajo de concienciación y motivación a mejorar su situación actual y potenciar esas habilidades sociales.

Debido a muchos de los motivos que hemos comentado, las personas se resisten a pedir ayuda, pudiendo llegar con ello a la consecuencia extrema, el aislamiento, y las importantes repercusiones que el mismo puede tener en la persona.