Hasta ahora no existía consenso, aunque el más aceptado era el de la “persistencia de CE, que interfieren con la vida diaria, tras haber tomado dos fármacos anti epilépticos en monoterapia y una asociación de dos fármacos anti epilépticos de primera línea, apropiados al tipo de CE y síndrome epiléptico, a las dosis máximas toleradas, con un cumplimiento impecable, durante un periodo de 2 años, que puede ser acortado en situaciones de especial gravedad.
Recientemente, en 2009, un grupo de expertos en epilepsia de la Liga Internacional contra la Epilepsia (ILAE) ha consensuado y propuesto la siguiente definición:
“Epilepsia resistente a fármacos puede definirse como aquella en la que no se ha conseguido una evolución libre de crisis a pesar de los ensayos terapéuticos adecuados con diferentes FAE, tomados en monoterapia o asociados, siempre que se hayan seleccionado y usado de manera adecuada.”
Esta definición implica que antes de diagnosticar epilepsia resistente a fármacos es necesario comprobar:
- Que el paciente tenga auténticas crisis epilépticas, y no se trate de otro evento paroxístico no epiléptico.
- Que la medicación es apropiada al síndrome epiléptico.
- Que el paciente cumple adecuadamente el tratamiento.
- Que lleva un estilo de vida sano, evitando los factores que pueden desencadenar crisis (ingesta de alcohol, drogas, privación de sueño…)